Me gustaba contemplar su rostro sereno, plagado de surcos dibujados por el tiempo. Su carita redonda y sus ojos claros eran el marco perfecto de una sonrisa constante y complaciente capaz de despertar en mí los sentimientos más profundos. Él era grandioso, único, inimitable. Hasta en su último suspiro logró ser discreto, se fue sin… Seguir leyendo Entre el olvido y la memoria