Mi nombre es Roble y si, soy un osito de peluche. Hay muy pocos niños que lo sepan, quizá un puñado en todo el mundo, pues la inmensa mayoría no recuerda sus sueños al despertarse, en parte, porque hacemos muy bien nuestro trabajo. Es por esto por lo que os voy a explicar un poco la historia de mi raza, ya que es bastante probable que la desconozcáis: todos los muñecos de peluche nacemos con alma, aunque sólo tomamos conciencia cuando nuestro protegido (así es como llamamos a los niños que nos asignan), tras darnos mucho cariño y ternura, comienzan a soñar, y es precisamente en los sueños donde trabajamos.
Nuestra misión normalmente es acompañar y guiar a nuestros protegidos en los sueños, y si hay algún problema, defenderles para que puedan descansar tranquilos. A pesar de nuestro tamaño somos muy fuertes y rápidos, y cuanto más peligroso es el sueño, más poderosos nos volvemos. Por suerte, la mayoría de las veces los sueños de nuestros protegidos son tranquilos y agradables, aunque desgraciadamente esto no siempre es así para todos…
Abril es mi protegida: es una niña de un año, muy lista, risueña y bastante traviesa. Por el día siempre está jugando, riendo y parloteando, incluso conmigo, pero cuando cae en los brazos de Morfeo la cosa cambia. Se dice que cuanta más imaginación tiene un niño, más terribles son sus pesadillas y creedme, Abril debe de tener una imaginación asombrosa, pues las más horripilantes bestias vienen a perturbarla cada noche, sin embargo, ella duerme tranquila cada noche, pues por muy grandes y feroces que sean los personajes de sus sueños, su cariño me hace invencible y siempre logro derrotarlos para que no molesten a mi pequeña protegida.
Abril se despierta cada día con una sonrisa, y es la mejor señal de que he hecho bien mi trabajo. Duerme tranquila pequeña.
Que tierno, Caldorin. Ya no tienes excusas, con este cuento te liberas automáticamente de tu supuesta L de novato. Es una preciosidad y contiene los ingredientes necesarios para lograr que todos —niños y adultos— podamos soñar con tener algún día nuestro particular osito de peluche.
Muchas gracias y a seguir escribiendo, que merece la pena. 🙂 🙂 🙂
Muchisimas gracias por tus palabras Pily, pero aun estoy a años luz de vuestra narrativa, así que de momento me siento más cómodo con la «L». Cuando pueda escribir algo como «Un lluvioso día de primavera, mientras el agua repiqueteaba sobre los cristales de la biblioteca, me vestí de coraje y tomé aquella reliquia entre mis manos…» me la quito! 😉
¡Qué calladito te lo tenías Joaquín! Me ha gustado mucho. Destila ternura por todos los lados. Supongo que la culpa de todo es de tu «protegido». Seguiré leyéndote…. espero.
Muchas gracias Fran. Efectivamente, la culpa es de mi «protegida», jejejeje. Anda, anímate y escribe tu también algo.
Mandame uno para mi que últimamente tengo pesadillas. Te recuerdo que en mi interior vive un niño. Me ha gustado por su simpleza y por la forma tan tranquila de hacerlo, es como si en lugar de leerlo lo estuviera escuchando
ser duro contigo???? no para nada, oye en verdad eres bueno para esto me gusto como no tienes idea…. he buscado una segunda parte pero no la he encontrado, con todo respeto quítate la L de una buena vez y adelante…
Muchas gracias por tu comentario Fernando. Con respecto a la segunda parte… tengo varias ideas, pero últimamente no logro sacar ningún momento para escribir. 🙁
si, suele pasar, yo con eso de las letras soy muy malo.. por eso solo escribo lo que pienso, la verdad es que solo son pequeñas frases… yo soy programador y algo que me ha funcionado es ir armando las cosas a como se me ocurren… vas a decir que como molesto pero la verdad es que estoy muy interesado en leer algo mas sobre «Roble, el peluche guardián» espero no molestarte o irritarte pero la verdad es que la TV esta horrible y creo que me identifique con «Roble» suerte.
Hermoso cuento y amo la ilustración muchas gracias !!