Un estuche verde, semirígido y con una cremallera negra y brillante no era uno de esos objetos que un niño pequeño y curioso dejaría pasar sin más. Además, mi madre guardaba aquel precioso estuche en el cajón los papeles de papá, en el centro del mueble del salón. Eran demasiados privilegios para un simple estuche… Seguir leyendo Olivetti Lettera 32